Todos conocemos las propiedades culinarias del azafrán. Los estigmas de la flor del azafrán (Crocus sativos), de tono naranja intenso, confieren a nuestros arroces su tradicional sabor aromático y penetrante.
La sabiduría popular lo ha empleado desde antiguo tanto en la cocina como en preparados de medicina tradicional para facilitar las digestiones. Hoy sabemos el fundamento científico de estas tradiciones y es que uno de los componentes del azafrán, la picrocrocina, responsable de su sabor amargo, aumenta las secreciones salivares y gástricas, favoreciendo la digestión. Por otra parte, su contenido en crocetina, estimula la producción de bilis contribuyendo al normal proceso digestivo.
Sin embargo hoy quiero hablaros de una de las propiedades más desconocidas del azafrán y es su capacidad para resultar de ayuda en dietas de control de peso.
Como veis, esta especia da mucho más de sí que su simple uso como aromatizante de nuestros guisos, pero, ¿cómo tomarla para ayudarnos en las dietas de control de peso? Pues nada más sencillo:
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