Comer “de la estación” o de “productos de temporada” (además de ser una actividad sostenible y más económica) es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestros órganos y vital para estar saludables. La naturaleza es sabia y aunque nos beneficiamos de la oportunidad de poder comer alimentos de zonas o países lejanos, es mejor adaptarnos y escuchar a nuestro cuerpo para seguir estando vitales.
Qué significa comer “de la estación” pues simplificándolo sería no abusar del cocido y la fabada en verano con 35-40º de temperatura ni de las ensaladas en invierno. Si escuchamos a nuestro cuerpo es probable que él no nos lo pida.
Y todo porque según la visión de oriente, de medicinas ancestrales, cada alimento tiene una naturaleza “térmica” que nos enfría, nos calienta o es neutral. Es decir, cada alimento tiene un efecto en nuestro organismo. Por lo que cuando comienza el frío es posible beneficiarnos de alimentos que generan calor y/o de maneras de cocinarlos para que así sea y al contrario cuando llega el calor.
Volviendo a las frutas tropicales, son originales de países cálidos, tropicales. Su función es refrescar o ayudar a reducir el calor que sentimos. Por lo que, si estamos en invierno, en una zona fría, y sientes frío y te tomas un plátano probablemente lo que consigas sea refrescarte y tener más frío aún. Pero ahora que lo sabemos, un buen momento para tomarlo es, al terminar una sesión de cardio en el gimnasio ya sea invierno o verano.
Como ves, conociendo la naturaleza de los alimentos podemos tomarlos no sólo para alimentarnos, sino para que nos ayuden a soportar mejor las condiciones que vivimos.
El tipo de cocción que apliquemos al alimento también cambiará su naturaleza o la reforzará. Una fritura o un alimento al horno, o un largo estofado nos calentará, por el contrario, un alimento crudo como una ensalada o un zumo o un salteado breve nos refrescarán o enfriarán.
Lo interesante es conocerlos, experimentar con ellos y aprovecharnos y disfrutar sus cualidades.