Oficialmente, el invierno está a la vuelta de la esquina, pero hace tiempo que el frío y el viento están entre nosotros. Las bajas temperaturas pueden complicar un poco mantener la casa caliente. Si no quieres usar la calefacción a todas horas, te dejamos algunos trucos centrados en el ahorro energético y la durabilidad.
- Primero, el termostato. Quizá estés derrochando energía intentando calentar la casa lo antes posible. La temperatura ideal es 21ºC, aunque puede variar de una habitación a otra. En cualquier caso, si tu termostato supera esta cifra estarás gastando más de lo que necesitas para calentar tu hogar, además de que habrá demasiada diferencia entre el exterior y el interior (y a largo plazo, exponerte a estos cambios puede provocarte un buen resfriado).
- Segundo, la luz solar. ¿Aprovechas los recursos naturales? Es muy sencillo: si hace sol, deja que la luz entre por la ventana y bañe con su calidez la estancia. Pero no abras las ventanas (salvo si es brevemente para ventilar), porque la temperatura exterior siempre será más baja que la que tienes en casa. Una vez se vaya el sol, baja las persianas para que hagan de barrera junto a los cristales.
- Tercero, el radiador. No pongas nada delante de él o taponarás la salida de calor. Si colocas muebles delante de ellos, por ejemplo, absorberán la energía y esta no se esparcirá por la estancia.
- Cuarto, la corriente. Asegúrate de que lo tienes todo bien cerrado. Con esto nos referimos a pequeñas rendijas de las puertas o ventanas por las que penetra el frío, ¡y cómo entra!
El ahorro energético no solo es bueno para la economía doméstica, sino también para una vida acorde con la ecología, que asegura un futuro sostenible del que todos queremos formar parte. Pequeños gestos logran grandes cambios.
