La asertividad es una estrategia de comunicación que aboga por expresar una opinión de forma clara y sincera, sin herir a los demás, tanto en situaciones agradables como en las más desfavorables. Una actitud asertiva permite a quien la posee ser transparente en sus acciones: bien pidiendo ayuda, bien aceptando cumplidos, bien disculpándose por un error o ante una injusticia propia o ajena.
Mientras que uno de los primeros estudiosos de la asertividad, Andrew Salter, definió en 1949 que la asertividad era una capacidad con la que se nace, y no se hace, décadas más tarde el psiquiatra estadounidense Joseph Wolpe contradijo su teoría alegando que esta conducta se puede entrenar y fortalecer con la práctica, tal y como el resto de habilidades sociales.
Parece sencillo, ¿verdad? Cualquiera debería ser libre para opinar con respecto sobre cualquier tema o situación. Y, sin embargo, las relaciones laborales son el tendón de Aquiles de muchos que son incapaces de reaccionar ante un problema con sus compañeros de trabajo, quizás por temor a molestar o a las críticas. No defender nuestras ideas podría provocarnos resentimiento y la pérdida de motivación a la hora de afrontar las tareas, y quizá acarrear otro tipo de problemas a largo plazo.
La asertividad es fundamental para contrarrestar estos pensamientos. Si uno pregunta sin miedo y expresa lo que siente en el momento y lugar adecuados, con autenticidad y franqueza, recibirá un feedback similar, lo que se traduce en una comunicación transparente basada en el respeto.
Te dejamos cinco beneficios de ser asertivos, y recuerda que la asertividad es una fuente de ventajas en el día a día que empieza en la confianza.