¿Alguna vez has paseado por la calle y has visto un árbol con mucha tierra alrededor, protegido por una valla alta de madera? Si la respuesta es afirmativa, probablemente hayas pasado de largo frente a un huerto urbano, una diminuta parcela verde en medio de la ciudad. Ya sea en casa o en el rincón más improbable que encuentres (terrazas, azoteas, balcones o patios), un huerto urbano solo tiene sentido desarrollarlo de forma ecológica como un espacio sostenible y respetuoso con el medioambiente. Suena lógico, ¿verdad?
La base de un huerto ecológico es la ausencia de plaguicidas, herbicidas, abonos sintéticos o cualquier otro producto químico que pueda afectar a las plantas. Lo que queremos, en definitiva, es recoger alimentos sanos, y como tal debemos entender que los insectos son una parte fundamental del proceso de crecimiento. Estarán en los cultivos, pues conformarán el micro-ecosistema en el que se convertirá el huerto urbano.
Cada día existen más colegios que se animan a crear un huerto ecológico. Es perfecto para que los niños y niñas aprendan de forma práctica cómo cuidar de las plantas, así como aprenderlo todo sobre los cultivos y la importancia de una vida saludable. Una iniciativa que fomenta el compromiso y la cooperación, valores imprescindibles desde la infancia. Si careces de espacio para hacer el huerto que te gustaría, aprovecha los rincones que la ciudad y tu lugar de trabajo pueden ofrecerte. ¡No hay excusas! Solo necesitas cuatro cosas: semillas de lo que quieras plantar, tierra, agua… y motivación. ¿Te animas?