Mitos sobre el talento

Existen infinidad de teorías acerca del talento y de cómo este, normalmente, va asociado a la creatividad. En función de qué autor o autora escojas para apoyar tu opinión acerca de ambos encontrarás pros y contras sobre cómo gestionar tanto el talento personal como el que vemos en los demás. “Que las musas te pillen trabajando”, una de las frases más repetidas de la historia, pertenece a alguien que claramente abogaba por no esperar a que las buenas ideas acudan a uno como por arte de magia, sino ya trabajando en ellas; por el contrario, ya Aristóteles se refería al talento como una especie de “aliento divino” que imbuía a las personas con un don especial. ¿Con cuál te quedarías?

Nosotros, desde El Granero, tendemos hacia el primer grupo. Por eso vamos a desmontar dos mitos sobre el talento que debemos dejar atrás sobre todo para conseguir todo lo que nos propongamos:

  1. Con talento se nace, y no se hace. La predisposición hacia según qué actividades no depende del talento, sino del tipo de inteligencia de cada persona, que a su vez depende de un montón de factores culturales a los que se expone de nacimiento. El talento, por tanto, se relaciona más con la sociología y la antropología y menos con el misticismo, y se puede desarrollar con éxito en cualquier dirección.
  2. Talento natural Vs esfuerzo. Enfrentar el talento y el esfuerzo es una contraposición tan antigua como las piedras. Pero no debería ser así. El talento, tal y como se conoce habitualmente, no se desarrolla bien sin esfuerzo. Por ejemplo: si no se anima a una niña con predisposición al dibujo a que lo haga más nunca alcanzará el tope de su capacidad. Sería una pena, ¿no? De ahí que la habilidad y el trabajo vayan de la mano.

  

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