La empatía es un elemento clave de la inteligencia emocional, puesto que sirve de nexo entre las personas. En su definición más simple, la empatía consiste en ser consciente de los sentimientos y las emociones de los que nos rodean e interactuar de la manera más agradable posible. Un dicho muy antiguo dice que hay que tener una actitud amable con todo el mundo porque desconocemos por qué clase de problemas está pasando. En otras palabras: antes de juzgar, conviene escuchar y reflexionar pero, sobre todo, comprender al otro.
¡Sabemos que no es fácil! Por eso, te traemos cuatro ejercicios muy útiles para practicar y mejorar tu empatía.
- Abandona los estereotipos. Los prejuicios son como piedras en los bolsillos: pesan y no aportan nada. Si te deshaces de ellos descubrirás un mundo lleno de personas únicas, experiencia que podría hacerte crecer como persona.
- Cultiva la curiosidad. Nada como un buen libro para adentrarse en historias que no son las nuestras, y con las que, sin embargo, nos identificamos fácilmente. Cualquier actividad que implique salir de tu zona de confort, como viajar, actividades de voluntariado o lectura, te ayudará a mantener la mente abierta.
- Escucha más. Tan importante como saber hablar, o incluso más, es saber escuchar. Tu interlocutor quizá te exponga su problema para desahogarse, no para saber tu opinión. No se trata de lo que piensas, sino de lo que la otra persona siente en ese momento. Si necesita ayuda, te lo hará saber.
- Interésate por los demás. Nunca es tarde para averiguar si tienes una afición en común con un compañero de trabajo. La conversación podría nacer a raíz de preguntar qué tal el fin de semana, por ejemplo. Mostrar un interés cercano y verdadero estrechará tus relaciones personales.
En determinadas ocasiones es difícil ser empático con los demás: un mal día, una mala racha o un problema personal podría impedir que te pusieras en los zapatos de otro. Sin embargo, piensa que siempre habrá alguien dispuesto a escucharte.
