La música nos dice “algo”. Es evidente. Escuchar las primeras notas de una melodía conocida despierta emociones y recuerdos asociados a esa canción. Si uno está triste, la música le ayuda a lidiar con ese sentimiento, bien escuchando un disco que le aleje de las preocupaciones, bien encontrando el origen de esa tristeza y encauzándola hacia una solución. Y, si no la hay, al menos ofrece consuelo.
Pero ¿qué ocurre en el cerebro cuando escuchamos música? Algunos estudios han demostrado que la música puede debilitar las señales de dolor que recibe el cerebro. En otras palabras, una melodía es capaz de suavizar el sufrimiento físico, mental o emocional, al menos en parte. La música también ha demostrado que disminuye el estrés y la ansiedad bajando la presión sanguínea, tranquilizando así a quien la escuche. ¿Quién no busca relajarse mediante música?
Dicen que la música clásica es la mejor opción para encontrar la calma, aunque también el piano y la percusión lenta. He aquí nuestros preferidos:
Todavía queda mucho para descubrir el verdadero poder de la música. De momento nos quedamos con las palabras de Magdalena Martínez, una famosa flautista española: «la música es el arte más directo, pues entra por el oído y se dirige al corazón».