Escucha estos clásicos imprescindibles que, aunque no son las piezas más famosas de sus compositores, te harán disfrutar de la música clásica. ¡Son muy brillantes!
Al igual que sucede con los maestros de la música contemporánea, muchos de ellos con galardones cinematográficos por la creación de bandas sonoras que son más reconocidas que las propias películas con el paso de los años, todavía es habitual que escuchemos y reconozcamos las obras más famosas de los grandes compositores de los siglos XVIII y XIX.
Pero hoy no queremos destacar las piezas más famosas de estos artistas, sino otras menos populares pero igualmente brillantes con las que es posible que te aficiones a la música clásica. ¡Algunas tienen casi 300 años pero son clásicos imprescindibles para los amantes de la buena música!
Aria Da Capo, de Johann Sebastian Bach, se caracteriza por ser uno de los clásicos sonidos de la época barroca en los que únicamente se escucha un instrumento que es capaz de expresar más sentimientos que una orquesta al completo. Generalmente constaban de tres secciones diferentes, siendo la última la da capo que supone la repetición de la primera buscando su propio lucimiento al añadir cualquier adorno que considerase oportuno.
Alleluia (Exsultate, jubílate, K165), de Mozart, fue compuesta mientras se encontraba en Milán, en la última de sus visitas al país transalpino. Esta composición de carácter religioso que ha llegado hasta nuestros días consta de tres partes diferentes y siempre es interpretada en latín por una soprano acompañada de una gran variedad de instrumentos de cuerda.
Sinfonía n. 7 segundo movimiento, de Ludwig van Beethoven, se estrenó coincidiendo con la derrota de Napoleón, lo que fue visto por algunos de los expertos de la época como la expresión musical de la victoria y la libertad. En esta orquesta se pueden distinguir cuatro movimientos: poco sustenuto, allegreto, presto y allegro con brio, siendo el segundo de ellos el más importante por su aparente simplicidad que le ha terminado convirtiendo en uno de los más profundos de toda la obra del compositor alemán.
Nocturne OP. 9 No. 1, de Frédéric Chopin, fue uno de los primeros nocturnos realizados por el compositor polaco-francés en el primer tercio del siglo XIX que destaca por la precisión con el piano y libertad rítmica en una primera etapa que desemboca en una segunda un tanto más oscura. Finalmente, y con la misma naturalidad con la que entró, sale de ella para volver a los tonos iniciales en los que prima la luz.
Requiem in D minor,de Wolfgang Amadeus Mozart, es una obra inacabada del compositor vienés ya que falleció antes de finalizarla y fue culminada por Süssmayr. Para su elaboración, Mozart se basó en los textos latinos de la misa que tiene lugar cuando muere una persona y fue compuesto en siete bloques diferentes para orquesta sinfónica, coro y varias voces solistas.
Nocturne OP. 9 No. 2, de Chopin, es uno de los más reconocidos de este virtuoso al piano por su armonía y perfección en la ejecución. En él además se puede distinguir cierta angustia, algo que también se observaba en el anterior, por las dificultades que atravesó Chopin en el momento de su composición ya que se encontraba en Viena y apenas contaba con oportunidades para sacar a relucir su talento innato.
Antonio Vivaldi, Georg Haendel, Joseph Haydn, Franz Schubert y Richard Wagner son otros de los compositores que hicieron grande la música clásica cada uno con su estilo inconfundible. ¡Con estas composiciones seguro que has conocido más en profundidad a estos auténticos genios!